Estos días se cumple un año desde la presentación oficial del libro Viajeros Infrecuentes y me parece un momento conveniente para hacer balance de la experiencia, como si estuvieran a punto de sonar los cuartos en la Puerta del Sol. El titular sería que he aprendido con la experiencia y que puedo identificar lo que volvería a hacer y lo que haría de otra manera:
La autopublicación
Desconozco cómo es la experiencia de tener a una editorial experta que te lleve de la mano mientras aprendes a caminar, como una madre, pero la autopublicación tiene las satisfacciones propias del autogobierno: publicar el libro que quieres y como quieres. También tiene sus complicaciones, como por ejemplo todo esto, pero nada que no se pueda solucionar con tiempo y ganas, por eso yo volvería a autopublicar, salvo que una editorial me ofreciera un súpercontrato y entonces me contradiría sin remordimiento y sin consultar a las bases.
Eso sí, no me arrepiento en absoluto de haber impreso una pequeña tirada con una imprenta de confianza para poder tocar mi propia colección de libros, entregarlos en mano a algunos de los lectores más cercanos y, sobre todo, para poder hacerlos llegar a Canarias a un precio razonable (¡Solución al problema de gastos de envío a las islas ya!)
La economía
No creo que os sorprenda, pero por si acaso: no me he hecho rico. Sin embargo me puedo dar con un canto en los dientes porque ya recuperé el dinero invertido, así que al menos el capricho no me ha salido caro.
Tampoco quiero decepcionar a nadie, aviso a los que quieren autopublicar por primera vez: se puede publicar un libro por muy poco dinero, y hasta sin coste. La inversión depende de la calidad que quieras darle a ese libro y si para ello estás dispuesto a costear una serie de servicios profesionales y poner un precio asequible.
Mi opinión es la de que, ya que lo haces, hazlo bien, por eso si volviera a hacerlo, yo incurriría en los mismos costes de diseño, revisión, imprenta o trámites burocráticos (qué remedio), pero intentaría ahorrar en dos aspectos:
- En un futuro libro intentaría aprender a hacer yo mismo la conversión del texto a formato ePUB para hacerlo navegable en un libro electrónico. Sé que será tan complicado o más como hacer la maquetación en Amazon, pero confío en que con el tiempo suficiente sea algo manejable.
- Buscaría la manera de hacer la presentación igual de original y entretenida (al menos yo pienso que lo fue) pero más económica. Y es que de todos los gastos, lo más caro, además de la impresión de la tirada, fue precisamente la presentación, con el alquiler de sala, atrezzo publicitario, comida… pero oye, no todos lo viernes presenta uno un libro y había que esmerarse.
La escritura
Ya comenté que el libro Viajeros Infrecuentes comenzó como una colección de relatos fruto de los escenarios y personajes que he conocido a lo largo de los viajes que se cuentan en este mismo blog. Me gustó crear una versión de ficción de los lugares que he visitado, y me gustaría seguir haciéndolo porque creo que de alguna manera completan el viaje.
Sin embargo, también comenté que por alguna razón, esos relatos y personajes acabaron entremezclándose hasta convertirse en algo que no sé si tiene un nombre: no llega a ser una novela, pero tampoco son cuentos independientes, sino una mezcla de los dos, y eso es precisamente lo que más ha gustado a los lectores, por lo que me enorgullezco (pero así, con la boca pequeña) de haber creado algo más original ¿Volvería hacerlo? Pues me da la impresión de que entonces se perdería esa originalidad y esa sorpresa, así que de momento, no.
Sin embargo, sí hay algunos elementos del libro de Viajeros Infrecuentes que me gustaría repetir en futuros libros (si los hay), básicamente porque son detalles que me gustan a mí como lector, como la dosificación de la información al lector para que vaya uniendo puntos por sí mismo, contar una misma escena desde puntos de vista diferentes, la mezcla de personajes singulares, la combinación de la intriga con pequeñas dosis de humor y drama…
Cuando acabé el libro Viajeros Infrecuentes me propuse que la siguiente ocasión sería más estructurado a la hora de escribir, llevar un orden, tener el final amarrado de antemano… Esas cosas que se supone que hacen los escritores profesionales. Pero qué queréis que os diga, no soy capaz. He descubierto que el tiempo que uno pierde imaginando estructuras, es tiempo que se pierde de escribir y al final todo se te desbarata igualmente.
La experiencia
Me ha gustado esto de escribir, qué le vamos a hacer, y me ha gustado que la gente lea lo que escribo y, a ser posible, que les guste. Por eso lo que más me ha gustado de la experiencia, además del aprendizaje, es conocer las reacciones de los lectores al libro Viajeros Infrecuentes. Saber cuáles son los relatos favoritos, los personajes más carismáticos o las sorpresas más llamativas.
Emociona lo de tener un libro (auto)publicado, y el hecho de que un año después de publicado aún escuche conversaciones sobre algunos detalles, o que nuevos lectores sigan descubriendo el libro a través de este blog, la página de Facebook, o a través de los lectores que regalan el libro a sus amigos viajeros (¡Gracias!). Por todo esto, es una experiencia que me gustaría repetir. Falta saber cómo y cuándo.
¡Muchas gracias a todos los lectores por compartir la experiencia!