Bajo el nombre tan rimbombante de Serenísima República de San Marino, se esconde una rareza digna de visitar: Un microestado de apenas 61 km2 y 30.000 habitantes, que por sus peculiares características geográficas ha pasado de refugio religioso a curioso enclave turístico y comercial en sus 1700 años de historia, que se dice pronto.