Atención, es oficial: los jóvenes eligen sus destinos de viaje según las fotos que ven en las redes sociales, y no como inspiración, no, sino pensando en lo bien que quedarán esos destinos en su propio Instagram ¿Cómo os quedáis? El turismo de postureo ya es la forma estándar de viajar. Y vosotros con esos pelos.
Las redes sociales han cambiado nuestra forma de viajar. Aunque a estas alturas lo suyo es preguntarse qué es lo que no han cambiado las redes sociales. No es solo que nos fiemos más de las opiniones de los usuarios que de las estrellas de los hoteles, o que Google ofrezca guías enteras gracias a las aportaciones de los seguidores; o que de todas nuestras fotos, solo nos quedemos con las dignas de aparecer en Facebook. Ahora, además hay que viajar a donde nos dicten las redes.
Este artículo recoge una serie de estudios y encuestas que reflejan, por ejemplo, que el 84% de los millennials planean sus vacaciones basándose en las que han visto de otras personas en sus actualizaciones de las redes sociales, pero es que además un 40% de los jóvenes británicos afirma elegir sus destinos de vacaciones según lo instagrameables que sean para sus redes sociales ¿Os sorprenden más los datos o que instagramear ya sea un verbo?
Ojo, que entre las motivaciones no se encuentra solo la fotogenia del lugar, sino la posibilidad de replicar las fotografías que ven, generando así un sin fin de réplicas que se suceden en las pantallas de móvil de todo el mundo. Esto se intensifica especialmente cuando la foto en cuestión aparece en el perfil de alguna celebridad; y llamemos a celebridad a una amplia gama que va de Beyoncè a cualquier chaval de fama efímera con un par de millones de seguidores.
Y es que también han aparecido por y para (y ante, y bajo, y con) las redes sociales, unos cuantos privilegiados que pueden viajar gratis a cambio de publicar fotos de sus viajes. Qué digo viajar gratis, se ganan la vida, y los caprichos, y la pensión de dentro de 50 años, con su móvil, una sonrisa y un paisaje. Esta pareja, a los que querréis matar de envidia en cuanto les conozcáis, viven viajando por el mundo y aseguran cobrar un mínimo de 3.000 dólares por cada foto que suben a sus redes para promocionar el lugar donde están.
He pasado un par de horas dándole vueltas y no se me ocurre un trabajo mejor. Vale que en el artículo dejan claro que no hacen fotos al tún tún, sino que realizan auténticas sesiones fotográficas (hay que reconocerles el mérito de reconvertir el mundo de la publicidad y la moda a un hágalo usted mismo), y me imagino que mantener esos cuerpos de modelo también requiere su sufrimiento, pero insisto ¿se os ocurre un trabajo mejor?
¿Y si en realidad no ha cambiado nada?
Entre los críticos a las nuevas generaciones -porque siempre los hay, forma parte de la evolución que los viejos critiquen las costumbres de los jóvenes- ya tenemos un nuevo motivo de desprecio: el propio periodista que redacta el primer artículo describe esta nueva forma de viajar como «deprimente».
Sin embargo, no seré yo el que critique a los millennials, entre otras cosas porque aún tengo la esperanza de formar parte de ellos (no os riáis, que los límites de edad son difusos), y porque tenga la edad que tenga, me niego a adoptar actitudes que empiezan por «Es que los jóvenes de ahora…», «Pues a tu edad yo…» o «Antes no había nada de esto y…».
Pero principalmente me parece ingenua la crítica, como si antes de que apareciera Internet no se escogieran los destinos de vacaciones por las fotos del catálogo de Halcón Viajes. O como si las generaciones anteriores nunca hubieran querido imitar a las celebridades (Esa Igartiburu a las puertas de Marina D’or, esos hoteleros mallorquines insistiendo en que la familia real veranee en Mallorca). O como si no nos hubiéramos hecho todos las mismas fotos, desde todos los ángulos de la Torre Eiffel.
Tal vez la única diferencia es que si antes nos preguntaban en una encuesta decíamos que el motivo de nuestro viaje era la cultura, la gastronomía o sus gentes (siempre me ha gustado lo de «sus gentes»), y ahora los millennials son -o somos, permitidme la ilusión- más sinceros o desvergonzados.
No cabe duda, que las redes sociales contribuyen, y mucho a decidir e influenciarnos a la hora de elegir destinos, pero es normal ¿Quién no se ha dejado influenciar alguna vez en su vida por algo o alguien? Supongo que al fín y al cabo somos bastante predecibles ya que, un viajero que por ejemplo tenga un sueldo normalillo no optará por un turismo de lujo sino que se dejará llevar por las ofertas de viajes más económicas, vuelos baratos, etc Al final el perfil de viajero más habitual viajará donde las compañías de vuelo y las páginas de viajes quieren que viajemos ofreciéndonos atractivos precios y allí nos haremos la foto de los pies en la arena o el primer plano con la capucha de pelito puesta simplemente porque la hemos visto en algún lado y queremos ver como queda ¿Postureo? Pues si bastante, somos así de cucos, en cuanto a lo de elegir el destino en base a lo «intagrameable» que sea (o como se diga) no estoy muy de acuerdo, creo que eso es como consecuencia de una elección previa por la cual solemos escoger destinos que sean totalmente diferentes a nuestra cultura, al menos a mí son los que más me atraen por desconocimiento, por curiosidad… El hecho de que sean distintos, que nos ofrezcan paisajes distintos, gente diferente hace que nos parezcan más atractivos para compartir en las redes sociales.
Me parece un interesante artículo =) Un saludo y ánimo con ese blog
Muchas gracias por tu comentario! Muy interesante lo que dices, y estoy prácticamente de acuerdo en todo. Como bien dices, todos nos dejamos influir por algo o alguien, nadie va a ningún sitio si desconoce su existencia. A lo mejor lo que nos influye y orienta a viajar a un destino es un libro, una película, un amigo, o lo que estudiamos acerca de ese sitio de pequeños, o lo que nos cuenta la agencia de viajes… Si actualmente vivimos tan pendientes de las redes sociales, lo más normal es que ellas también participen en esa influencia.
En cuanto a lo instagrameable que sea el lugar, parece que es cierto que es el motivo más mencionado entre la mayoría de los jóvenes de la encuesta, pero eso solo quiere decir que es el factor común que tienen todos los jóvenes. A partir de ahí cada uno tendrá múltiples razones más que influyen en su elección.
Me paso a visitar tu blog, que tiene muy buena pinta!