Michael Jackson en Brasil

La que lió Michael Jackson en Brasil

La figura de Michael Jackson aún saluda desde un balcón de un típico edificio colonial del centro histórico de Salvador de Bahía. Lo mismo ocurre en un mirador de la favela de Santa Marta con vistas a la bahía de Río de Janeiro. En los años 90, los dos principales destinos turísticos brasileños recibieron un impulso inesperado gracias al rodaje de un vídeo musical del rey del pop, pero la estancia de Michael Jackson en Brasil tiene una historia llena de polémicas detrás.

La historia del HIStory de Michael Jackson

Pongámonos en antecedentes: hace ahora 25 años, el genio de la música, Michael Jackson, grababa un nuevo álbum tras cuatro años de silencio, con la intención de resucitar su éxito musical y olvidar toda la mala prensa en torno a su vida privada. En esta época ya se habían extendido todos los rumores posibles acerca de sus rarezas, su blanqueamiento de piel, su cama-burbuja y, mucho más grave, sus escándalos de corrupción de menores. Fue también por entonces cuando comenzó a tomar los tranquilizantes que a la larga acabarían con él.

El álbum en sí era un producto de marketing hecho para superar el bache: un doble disco que por un lado recordaba sus principales éxitos en solitario y, por otro, presentaba una colección de temas nuevos en colaboración con los mejores músicos del momento.

La selección de singles y los vídeos que los acompañaban, además de su genialidad habitual, también parecían bien estudiados para lograr un lavado de cara: El vídeo de lanzamiento, Scream, se promocionó como el más caro de la historia, y en él cantaba y gritaba contra la prensa y sus críticos junto a su entonces exitosa hermana Janet en el momento más álgido de su carrera. El segundo era un vídeo romántico, You are not alone, en el que aparecía semidesnudo junto a su reciente esposa, Lisa Marie Presley, en un intento de mostrar una sexualidad tradicional y legal con una mujer que, de paso, le emparentaba con el rey del rock. El tercer single y vídeo, Earth Song, ponía el foco en la denuncia ecológica; un llamamiento a la protección del planeta que devolvía la imagen más solidaria y concienciada del Jackson de We are the world.

No se preocupan por nosotros

La misma intención tenía otro de los singles del álbum, They don’t care about us, que pretendía ser un alegato contra las injusticias, un canto en primera persona del plural en el que Michael Jackson junto a un coro de niños, parece unirse a los parias del mundo. Versos como «dime qué ha sido de mis derechos«, «estoy cansado de ser víctima de la vergüenza» o «soy víctima de brutalidad policial«, parecían también pura rabia por su propia situación judicial. Para más señas, el tema se iniciaba con una frase muy elocuente pronunciada por un niño «No te preocupes por lo que diga la gente, nosotros sabemos la verdad«.

Sin embargo, la canción ya nació envuelta en polémica. Al publicarse el álbum, el New York Times y la comunidad judía pusieron su atención sobre un particular verso «Jew me, sue me, everybody do me/ Kick me,kike me, don’t you black or white me» (con una difícil traducción que podría decir «judeízame, demándame, todo el mundo me lo hace / patéame, semitízame, no me etiquetes de blanco o negro»). Inexplicablemente se le acusó de antisemita y racista, y aunque Michael Jackson lo negó insistentemente acabó por pedir disculpas y cambiar la letra.

Y luego llegó el vídeo ¿Quién podía dirigir el videoclip apropiado para una canción así? El cantante aseguró que fue el propio Spike Lee el que se ofreció para hacerlo. El director de cine, reconocido activista negro y creador de películas como Malcolm X y Haz lo que debas, parecía el más apropiado para ilustrar una canción protesta, y fue él mismo el que propuso filmar a Michael Jackson en Brasil como escenario de ese mundo injusto que se denunciaba.

Michael Jackson en Brasil

He ahí el problema: que Michael Jackson rodara en tu ciudad era una alegría publicitaria y económica, pero si lo hacía para mostrar su peor cara, no gustaba tanto. Las autoridades brasileñas intentaron impedir la filmación del vídeo para no dañar la imagen del país, e incluso un juez consiguió prohibirlo durante un tiempo. En concreto, al gobernador de Río de Janeiro le preocupaba que un videoclip rodado en una favela echara por tierra todos los esfuerzos de la ciudad por lavar su imagen de cara a la elección de sede olímpica para los Juegos Olímpicos de 2004. No eran los únicos críticos, varias ONGs y personalidades brasileñas acusaron a Jackson de querer explotar la pobreza para sus propios fines comerciales y propagandísticos.

Favela de Santa Marta, donde rodó Michael Jackson en Brasil

En frente se encontraba la gente de a pie, emocionada con tener a Michael Jackson en Brasil, paseando delante de sus casas, y entusiasmados con la posibilidad de aparecer en su vídeo. Entre ellos apareció un aliado inesperado que no hizo sino crear más polémica: aunque se designó un efectivo de 1500 agentes de policía para encargarse de la seguridad, lo que realmente aseguró la filmación fue la negociación llevada a cabo por Spike Lee con el capo del narcotráfico brasileño, Marcinho VP. El tal Marcinho era conocido como el dueño del Morro de Doña Marta, donde se asienta la favela, y además de traficante era una especie de ídolo local y, de repente, un fan insospechado de Michael Jackson, para el que mandó pintar un mural de bienvenida o preparar un camerino en una chabola.

La estancia de Michael Jackson en Brasil duró apenas unos días pero fue un fenómeno en el país. El reportaje sobre cómo fue aquel rodaje muestra la expectación creada, las multitudes enfervorecidas, los asaltos incontenidos de los fans (dos de los cuales quedaron recogidos en el vídeo), o las extensas medidas de seguridad desplegadas para el cantante, y que, paradójicamente, aparecen en el vídeo como símbolo de represión.

Para resumir: el vídeo muestra a Michael Jackson en Brasil junto a niños descalzos, policías serios y chabolas desvencijadas. Pero el clip también presenta unas espectaculares vistas de Río de Janeiro, su bahía, el Pan de Azúcar y el Cristo Redentor, y ocurre lo mismo con las coloridas casas y el suelo empedrado de Salvador de Bahía. Además, junto a Michael Jackson aparecen más de 200 integrantes del grupo cultural Olodum, originario de Salvador de Bahía y que entre otras formas artísticas, fueron creadores de ritmos evolucionados de la samba, por lo que fueron escogidos para interpretar la percusión de la canción. El propio Michael Jackson vistió varias camisetas con su nombre durante la grabación y aquello fue la mejor campaña de publicidad para que el grupo se internacionalizara y fuera solicitado para actuar en multitud de países.

El epílogo

La polémica con la canción aún daba para más: Spike Lee quiso explotar aún más el tema y dirigió un segundo vídeo trasladándolo al sistema penitenciario de Estados Unidos e intercalado con imágenes de abusos militares y policiales. Si no recordáis haberlo visto es porque la MTV lo censuró por su contenido violento. La polémica ha seguido siendo un sello del director, igual que lo siguió siendo, involuntariamente, para Jackson hasta su muerte.

Figura de Michael Jackson en Brasil, Salvador de Bahía

Hoy en día, veintitantos años después de la grabación del vídeo de Michael Jackson en Brasil, Río de Janeiro ha conseguido dar una imagen mucho más segura que entonces como destino turístico, y ya superó, razonablemente bien, la celebración de sus Juegos Olímpicos en 2012. Santa Marta es la primera favela pacificada de la ciudad, y el cerro donde se asienta es un atractivo más de la ciudad, a donde peregrinan los turistas para admirar el paisaje y visitar la estatua del cantante, elaborada por el artista brasileño Romero Britto.

El Pelourinho, en Salavador de Bahía, protegido por la UNESCO, no tiene estatua, pero sí una imagen de cartón del cantante que posa con los brazos extendidos, en el mismo balcón donde cantó aquella vez, esperando a que los turistas se hagan una foto junto a él. En ambos lugares son muchos los que aseguran que estuvieron allí cuando Michael Jackson rodó su vídeo y que incluso aparecen en él.

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