La historia de San Francisco es breve pero intensa, tanto, que podemos resumirla en 6 momentos que nos ayudan a entender mejor qué es lo que estamos viendo cuando paseamos por sus calles.
1. La fundación
Pocos son los lugares en los que podamos señalar un edificio y decir «este es el origen de la ciudad». Pero pongamos la historia de San Francisco en perspectiva: Cuando nació Estados Unidos, San Francisco aún ni existía. Estaba a punto, eso sí, apenas cinco días antes de la declaración de independencia, un puñado de misioneros españoles se había instalado allí. No lo habían hecho antes porque a pesar de que muchos europeos habían navegado ya por aquellas costas, la niebla les había impedido descubrir la entrada en la enorme bahía. Eso sí que es un buen camuflaje.
Aquellos españoles bautizaron el asentamiento como si fuera el cortijo de una folclórica: la yerbabuena, e instalaron allí un «fuerte» con su ermita y sus cuadras, lo que venía siendo una misión. La llamaron Misión de San Francisco, aunque más tarde se convirtió en Misión Dolores. Y así, en una frase, tenemos el que más tarde sería el nombre de la ciudad -San francisco-, el del primer distrito -el barrio de Mission-, y una de las primeras calles, Dolores Street, donde aún se encuentra en pie la misión original que se puede visitar.
También tiene origen español la zona de Presidio, donde estaba la fortificación que iba a proteger la bahía y preparar la expansión, pero a España no le duró mucho el nuevo territorio, en 1821 todo pasó a manos del recién independizado México, tal como se recuerda en el monumento del Parque Dolores. De aquella época hispanohablante también quedan muchos otros resquicios como el distrito de Embarcadero, el barrio de Castro (nombre de uno de los gobernadores mexicanos), o muchas calles como la de Divisadero.
En 1846, California se convirtió en un nuevo estado estadounidense, valga la redundancia, y Yerba Buena pasó a llamarse oficialmente San Francisco, un pueblo de apenas 1000 habitantes que había pertenecido a 3 países en 70 años, como si fuera centroeuropa.
Por esta época se puso también el nombre de Golden Gate al estrecho que da acceso a la bahía (y no al puente, que aún no existía) por su semejanza con el Cuerno de Oro de Constantinopla. Poco después se descubrió que esa “puerta dorada” le venía como anillo -de oro- al dedo.
2. La fiebre del oro
En 1848 un tal James Marshall descubrió oro en el río Colorado, y cambió el curso de la historia de San Francisco. El muy tonto contó su hallazgo y la noticia corrió como la pólvora por el mundo entero. Tan solo en 1949 llegaron a San Francisco 25.000 buscadores de oro, es decir, la población se multiplicó por 25, como un verano en la costa española. A los recién llegados se les conoció como los 49ers (los del 49), que años después darían nombre al equipo de fútbol americano de la ciudad.
Era tal el frenesí que los barcos llegaban a la bahía y quedaban abandonados en la costa porque los tripulantes se echaban al monte a por oro. No es algo anecdótico: como tampoco había quien retirara los barcos, acabaron convirtiéndose en cimientos de nuevos barrios ganados al mar.
Pero el urbanismo de la fiebre del oro no quedó ahí: lo que hoy es el distrito financiero se llamó Barvary Coast (hay placas que lo recuerdan y delimitan) porque alojó al nuevo tumulto de inmigrantes que venían con lo puesto a buscar oro, los nuevos ricos que volvían a jugarse lo encontrado, los criminales que venían a robarlo y los burdeles donde se juntaban todos, unos bárbaros.
También se originó entonces, fruto de la inmigración asiática, el famoso y céntrico barrio de Chinatown, el mayor barrio chino fuera de China. Comenzaron a construirse las típicas casas de estilo victoriano que eran lo más cool de la época para los nuevos ricos. Nació la plaza de Union Square como centro de la ciudad, y muchos hoteles a su alrededor para acoger a los comerciantes que se hicieron de oro a costa de los mineros. Entre ellos, un tal Levi Strauss se cansó de buscar oro y se puso a poner remaches metálicos a los pantalones vaqueros que usaban los mineros. Comenzó así un imperio que tiene su escaparate en la plaza y monumento de Levis.
La rápida expansión dio también origen a las famosas cuestas de San Francisco: se ve que el concejal de urbanismo de la época solo tuvo tiempo para pensar en dos dimensiones, las del mapa, y no tuvo en cuenta las colinas a la hora de trazar la cuadrícula de calles infinitas que suben y bajan vertiginosamente.
3. El terremoto
Se acabó el oro, y también la plata que se había descubierto en Nevada, pero San Francisco ya era la ciudad más importante de la costa oeste, hasta que de repente tembló la tierra el 18 de abril de 1906 a las 5:12 de la mañana. Así de exacto porque los relojes se pararon para demostrarlo, y aún se celebran eventos a la misma hora en conmemoración.
El terremoto marcó la historia de San Francisco y aún se considera la mayor catástrofe natural de Estados Unidos. Tras el temblor comenzó un incendio que duró más de tres días (algunos focos fueron provocados porque los seguros cubrían incendios pero no terremotos) que destruyó gran parte de la ciudad. Murieron miles de personas y la mitad de los habitantes se quedó sin casa.
Las señales que la catástrofe dejó en la ciudad son varias, y explican, por ejemplo, que la Avenida Van Ness sea tan amplia: el ejercito dinamitó las mansiones para crear un cortafuegos desesperado con que limitar la expansión del fuego.
La reconstrucción de edificios -que tenían la misma forma, pero ya no fueron tan elegantes- se sometió a estrictas medidas de seguridad, y cuando se construyó el puente del Golden Gate se le dio capacidad para balancearse hasta 8 metros para resistir un nuevo terremoto. Además, las infraestructuras destruidas de los característicos cablecars aceleraron su cambio por los también icónicos tranvías eléctricos.
4. La guerra del Pacífico
Los americanos estaban tranquilamente en sus casas viendo la guerra de Europa desde lejos, cuando de repente Japón atacó Parl Harbour y el miedo se les metió en el cuerpo. La Historia del mundo se mezcló entonces en la historia de San Francisco, que era el gran puerto de la costa oeste y, por tanto, era al mismo tiempo objetivo militar y punto de embarque para la guerra del Pacífico. Por ello se militarizó la zona creando fuertes en los extremos del Golden Gate y Alcatraz y se amplió la zona de Embarcadero para dar cabida a los buques de guerra.
La guerra al final no llegó a la ciudad, pero sí la sufrieron los inmigrantes japoneses que fueron obligados a salir del barrio de Japantown e internados en Angels Island, otra de las islas de la bahía.
San Francisco recibió una gran cantidad de marines que desde aquí se embarcaban hacia el Pacífico, y muchos de ellos se quedaron en la ciudad cuando volvieron a puerto al acabar la guerra, lo que también afectaría a la ciudad.
5. La contracultura
Esa mezcla de gente joven de muy distintas razas y orígenes fue el caldo de cultivo de una intensa vida cultural y liberal en la historia de San Francisco. En los años 50 la Generación Beat nació en el barrio italiano North Beach, en torno a la librería City Lights, aún en pie, que publicó, desafiando la censura, el libro Aullido de Ginsberg y que atrajo a otros escritores como Kerouac o Burroughs.
En los años sesenta en plena guerra de Vietnam se repitió la historia o, más bien, continuó su evolución: San Francisco se convirtió en el epicentro de la cultura hippy y en 1967 se celebró a lo grande el famoso verano del amor dejando un rastro de nuevas músicas, paz, amor y drogas que aún se respira (y se huele) por toda la ciudad, en especial en la zona de Haight Habsbury que retiene el espíritu de la época. El relevo contracultural lo tomaría el barrio de Castro, donde se instaló el movimiento gay a partir de los años 70 y aún hoy las banderas arcoiris adornan sus farolas, establecimientos e incluso pasos de peatones.
San Francisco sigue siendo una fuente incontenible de cultura, y se demuestra, por ejemplo, en la presencia que tiene la University of Arts por toda la ciudad, o la cantidad de galerías de arte que pueblan sus calles: solo en los alrededores de Union Square hay una docena de ellas.
6. El microchip
La principal fuente de riqueza de la ciudad es el turismo, pero San Francisco es además la puerta hacia otras localidades de la bahía que se han hecho famosas por la revolución tecnológica. Palo Alto, Mountain View o Cupertino, donde están las sedes de algunas de las mayores empresas actuales, son parte del famoso Silicon Valley que recibió su nombre, allá por los años 70, del silicio utilizado para la fabricación de los microchips que alimentan el mundo digital.
Como ciudad principal de la zona, la historia de San Francisco también ha bebido de ese impulso: recorrer los rascacielos del distrito financiero es como un quién es quién del business moderno: Facebook, Uber, Firefox, Twitter… Mientras que las colinas de la ciudad dan cobijo a los millonarios directivos de las compañías.