Los pájaros de Bangkok

Manuel Vázquez Montalbán, es un escritor al que he leído esporádicamente y nunca me ha defraudado. Saber que escribió una novela sobre Bangkok -ciudad en la que moriría muchos años más tarde- era una invitación clara para convertir Los Pájaros de Bangkok en mi libro de compañía durante el viaje.

En Los pájaros de Bangkok una amiga del célebre detective Pepe Carvalho le escribe un telegrama de auxilio desde Tailandia y se ve forzado a dejar un par de casos en Barcelona para embarcarse en un tour por el país asiático. Es 1982, los socialistas están a punto de ganar las elecciones, y aunque se nota que muchas cosas han cambiado en España desde entonces, el retrato de Tailandia no difiere tanto de lo que nos hemos encontrado en 2016.

Tal vez sí, en la novela aparece alguna isla que entonces estaba «aún fuera de las rutas turísticas» y hoy es un hervidero de extranjeros, y el miedo a los comunistas que se esconden en las selvas y la consecuente presencia de soldados americanos, es de otro tiempo. Pero por lo demás, la descripción de las calles, los mercados, los puestos de comida, el río, las gentes… Coinciden con lo que puede uno ver hoy.

El protagonista intercala sus labores de investigación en busca de la mujer desaparecida con el recreo turístico y con la proverbial afición de Carvalho por la comida. Le vemos degustar todo tipo de exquisiteces asiáticas durante su trayecto, y llega a cocinar él mismo una memorable fideuá a la tailandesa con los productores del mercado de la estación central de Bangkok. Llega un punto en que da la impresión de que Vázquez Montalbán ideó esta novela con el único propósito de describir Tailandia, tanto Bangkok, como otros destinos turísticos y no tan turísticos.

En estas descripciones no nos oculta lo peor del país, especialmente teniendo en cuenta los submundos que tiene que visitar el detective, normalmente ajenos al visitante vacacional:

Bangkok, no sé si has estado, es una ciudad falsa. Aparentemente es una ciudad festiva y turística donde todo está pensado para el turista. Pero rascas un poco y aparece una ciudad terrible, donde quien no trafica con droga del norte, trafica con rubíes de Birmania o con chicas.

 

 Pero también se palpa que el escritor fue un enamorado del país. El hecho de que Vázquez Montalbán muriera precisamente en Bangkok, muchos años después de escribir esta novela, da también un sentido especial a algunos fragmentos que puso en boca de su protagonista:
Una extraña alegría de animal aceptado por la tierra le hizo suspirar satisfecho y comprender que sin duda alguna el Paraíso terrenal estuvo situado entre el trópico de Cáncer y el de Capricornio.

 

 El título de la novela, por cierto, corresponde a las bandadas de pájaros sin nombre que aún se pueden contemplar en la capital tailandesa:
Veinte veces me dije a mí mismo: preguntarás el nombre de esos pájaros y nunca lo pregunté. Pero te aseguro que había miles, millones sobre los cables, al atardecer, compitiendo con los penúltimos ruidos de Bangkok, con un piar que podía ser de alegría o de desesperación, según estuvieras tú alegre o desesperado.

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