Esta semana ha tenido lugar en Sevilla la última edición de la Cumbre del Turismo, un gran evento de autobombo que se regala el sector turístico una vez al año para darse tono. Como cuando organizas tu fiesta de cumpleaños con el único objetivo de proclamar lo bien que te conservas.
Vamos a empezar por los básicos:
¿Qué es exactamente la cumbre del turismo?
Consiste en un foro internacional al que asisten los representantes de las principales compañías relacionadas con el turismo. La organización responsable del evento se llama World Travel & Tourism Council, se abrevia WTTC, así, impronunciable, y se traduce como El Consejo Mundial de Viajes y Turismo, que se enorgullece de ser el único foro en el que están representados todas las partes del sector a nivel mundial.
¿Y qué se hace en una cumbre del turismo? Pues lo que hacemos todos al llegar a una cumbre: pararnos a admirar las vistas, y comentarlo. Los participantes exponen, analizan y debaten -no necesariamente en este orden- sobre los datos más recientes de la industria turística: su evolución, su organización, su impacto social, sus previsiones… pero sobre todo, sobre todo, comentan todos los aspectos económicos de la industria. Lo que hemos ganado, lo que vamos a ganar, lo que podríamos ganar sí… Porque lo importante es lo importante.
También es el foro que se aprovecha para anunciar productos, aperturas de establecimientos, inversiones millonarias y, además, se entregan premios a personas o empresas destacadas por lo que han hecho o planean hacer para evolucionar el mundo del turismo.
El origen de la cumbre del turismo
En los años 80 comenzaron a reunirse unos cuantos gerifaltes de grandes empresas turísticas para hablar de sus cosas, como quien queda con los compañeros de la universidad a ver cómo les va la vida, pero se fueron viniendo arriba (ser gerifalte aumenta las posibilidades de venirse arriba) y en 1989 organizaron su tertulia en París, en lo que fue el antecedente de las cumbres del turismo.
En aquella ocasión invitaron a hablar al ex-secretario de estado estadounidense Henry Kissinger, que con esa soltura que tienen los ex-cargos les soltó un zasca diciéndoles que si la industria del turismo no tenía relevancia es porque no estaban muy bien organizados.
Ahora nos parece mentira viendo en lo que ha derivado el turismo, pero no, no estaban organizados ni reconocidos en comparación con otros sectores que partían el bacalao como las petroleras, las farmacéuticas o los fabricantes de coches.
«Si hay que organizarse, nos organizamos» dijeron los mandamases de las vacaciones, y al año siguiente se fundó oficialmente la WTTC con sede en Londres y con un pequeño puñado miembros: 32 presidentes o consejeros delegados de las empresas más importantes del sector. Actualmente siguen siendo pocos, porque la exclusividad viste mucho, son apenas 170 integrantes que representan a cadenas hoteleras, aerolíneas, aeropuertos, cruceros, touroperadores, y start ups modernas que no caben en las definiciones tradicionales.
La intención de la WTTC era y es clara: dar a conocer la importancia económica del turismo. Pero como no basta con decirlo, los primeros esfuerzos de la organización se dedicaron a recopilar datos que demostraran esta relevancia. Y vaya que si lograron datos, gracias a los estudios y estadísticas de la WTTC hoy sabemos que uno de cada 10 puestos de trabajo en el mundo está relacionado con el turismo, lo que supone nada menos que 319 millones de empleos que generan el 10,4% del PIB mundial.
Para dar a conocer datos como estos a bombo y platillo, la WTTC decidió organizar otra cumbre en 1997, esta vez en Portugal, y a partir de 2003 le cogieron el gusto y lo celebran anualmente en algún rincón pintoresco y turístico del mundo. Este año, en Sevilla.
Sevilla en la cumbre
Puestos a buscar un lugar de celebración, yo habría propuesto que la cumbre del turismo fuera El Teide, porque ya el juego de palabras te solucionaba todos los titulares, pero parece que Sevilla tiene mejores infraestructuras, que es lo que importa.
Porque ojo, a la cumbre no van solo los 170 dueños de los chiringuitos. Por allí aparece todo el que tiene algo que decir o que sacar del negocio del turismo: empresas derivadas del sector, asociaciones, proveedores, aspirantes a triunfadores, autoridades, representaciones diplomáticas, prensa, y así hasta los más de 1500 asistentes que han pasado por la cumbre de Sevilla, incluidos Barack Obama y Pedro Sánchez.
No es la primera vez que la cumbre del turismo se celebra en España, en 2015 ya pasaron por Madrid, y tras viajar por Dallas, Bangkok o Buenos Aires, la organización ha elegido Sevilla para su XIX edición, aprovechando el V centenario del primer viaje que dio la vuelta al mundo de Magallanes y Elcano. Pero también porque la capital andaluza ha venido demostrando en los últimos meses que es capaz de celebrar lo que se ponga por delante: Los Goya, los premios del cine europeo, en breve los premios MTV, y si queréis vuestra despedida de soltero.
Según la prensa, en la cumbre del turismo de Sevilla se han batido récords de asistencia, de ingresos y de promesas, como los 3.000 millones de inversión que las empresas turísticas han prometido invertir en España en los próximos años.
También en Sevilla ha tenido lugar la contracumbre: la reunión de críticos que aprovechan el escenario para denunciar los efectos negativos de la sobreexplotación turística, que también los hay y no siempre se comentan en las cumbres.