Lanzarote

El extraño paisaje de Lanzarote

El paisaje de Lanzarote es raro. No digo diferente, digo raro, como los fitipaldis. Que además de raro sea bonito o no, ya depende del gusto por el exotismo de cada uno. A mí me gusta. Pero es que tres cuartas partes de la isla son un desierto, y la otra es más desierto todavía. Pero no un desierto de arena, ay pena, penita, pena, sino de terruño seco, como de solar antes de construir, llena de pedruscos y arbustos ralos a medio camino entre el cactus y la mala hierba.

Lanzarote, la isla de los volcanes

Una de las cosas que más sorprende en Lanzarote, es que hasta donde alcanza la vista todo es un páramo que combina todas las gamas del color marrón. Sin un triste árbol que dé sombra, con la importante excepción de las palmeras que se alzan aquí y allá señalando los oasis que suponen los pueblos.

Este paisaje árido no es plano, sino que está salpicado de montañas con sospechosas aperturas en la cumbre. Los curiosos podéis echar un vistazo a Google Earth y jugar a contar todos los cráteres que se esparcen por la isla (después de leer la entrada, no os despistéis ahora). Y es que si algo caracteriza a Lanzarote es ser la más volcánica de las Islas Canarias, que ya es decir.

Charco Verde en LanzaroteEsta intensa actividad volcánica que se ensañó con el paisaje es la que ha creado el panorama que vemos ahora: las montañas, los acantilados, los distintos tipos de terreno y lo abrupto o no de la costa. Una visita a Lanzarote te convalida un año de Geología.

Fruto de esa actividad volcánica han surgido algunos atractivos turísticos de la isla, como el curioso Charco Verde formado al hundirse parte de un volcán, la Cueva de los Verdes o los Jameos del Agua, una amplia cueva con dos aberturas (los jameos) con dos piscinas en el interior, una natural y otra artificial (el agua).

El lugar es en realidad parte de un extraño tubo volcánico, creado por un río de lava subterráneo que fundió el terreno hasta llegar al mar y permitió la entrada de agua junto con unos pequeños cangrejos ciegos y albinos (pobres) que no se habían visto antes, ni después, en el mundo. El artista lanzaroteño César Manrique, igual que en muchas otras zonas de la isla, adapto el lugar para ser visitado y disfrutado.

El paisaje lunar de Timanfaya

La otra cuarta parte de la isla que mencionaba, la que es diferente pero es otro desierto, es casi toda un malpaís. El nombre lo dice todo: una extensión negra, impracticable, de afiladas y retorcidas piedras donde es casi imposible caminar. Son ríos de lava de las erupciones volcánicas más recientes, donde aún no se atreven a crecer ni los líquenes.

Timanfaya en LanzaroteBueno, no toda, también hay enormes montañas que parecen de arena negra o roja, pero son en realidad ceniza o lo que sea que escupieron sin descanso y durante años los más de 25 cráteres de la zona. El período de erupciones más largo fue de seis años en el siglo XVIII, que hizo desaparecer nueve pueblos y transformó la forma de la isla. El resultado es el paisaje lunar asombroso y protegido del Parque Nacional de Timanfaya.

¿Cosas que se pueden hacer en el Parque Nacional? Seguro que lo habéis visto: montar en camello como se hacía cuando hacía falta; aprender sobre vulcanología en el museo del parque; o comprobar que aún hay calor saliendo del infierno a escasos metros de la superficie, y que es capaz, como te demuestran en vivo y en directo, de quemar rastrojos con solo acercarlos a un hueco, generar vapor de agua fría en cuestión de segundos, o asar pollos al horno, en este caso, al volcán.

¿Y qué más hay en Lanzarote además de volcanes?

Lanzarote se divide en 7 municipios, con pueblitos pintorescos que aparecen en medio del desierto con sus casitas pintadas de blanco (por ley) y sus puertas y ventanas pintadas de verde (por costumbre), digo yo que para compensar la falta de vegetación.

Playas de LanzaroteLa capital está en Arrecife, que tiene una costa con cierto encanto entre sus playas, su fortaleza frente al mar y su puerto pesquero, pero que como todas las grandes ciudades -y las neveras- se afea por detrás. La que conserva el mejor casco histórico es Teguise, la antigua capital, con callejuelas empedradas, castillo, iglesia, casas señoriales y convento. Todo lo que un turista puede necesitar para descubrir el Lanzarote antiguo.

Hablando de turismo, los principales centros turísticos de las isla están ubicados en Playa Blanca y, sobre todo, en Puerto del Carmen, donde se arremolinan los hoteles y apartamentos (todos blancos, eso sí) frente a extensas playas de arena dorada y aguas limpias. Precisamente la Avenida de las Playas que recorre todo el núcleo de Puerto del Carmen es una sucesión de todo lo que el turista puede necesitar salvo tranquilidad: bares, restaurantes, heladerías, tiendas de souvenirs, pequeños supermercados… Para tranquilas, la playa salvaje de Papagayo en el sur, o las pequeñas calas que se abren entre piedras y dunas en la costa noreste y que también forman parte del extraño paisaje de Lanzarote.