Las expectativas no eran buenas, qué se podía esperar de un país en el que el plato típico, el famoso Snichtzel, es un filete empanado, y sus principales establecimientos son los emblemáticos cafés vieneses, donde te levantan la cartera por un café con nata. Cuando además sabes que su principal celebridad, la emperatriz Sissi, era, como buena Lady Di de su tiempo, una persona con trastornos alimenticios, empiezas a dudar de la gastronomía del imperio.
Sin embargo, con una buena guía, sí se pueden encontrar lugares donde ponerse austrohúngaro a base de buena comida y buenas cervezas con vistas. Ahí van algunas recomendaciones:
Los sótanos
Bajo la superficie de Viena hay sótanos abovedados con ladrillo de hasta tres niveles de profundidad, que alguna vez sirvieron de almacén o refugio de bombardeos, y que ahora acogen restaurantes muy populares donde se sirven platos típicos que van desde degustaciones de quesos y embutidos hasta los más elaborados y calóricos platos centroeuropeos.
Los locales cantan canciones típicas y los camareros se pasean con esas enormes bandejas que más de una vez acaban en el suelo con todas las jarras de deliciosa cerveza austríaca, un disgusto. Nosotros estuvimos en Zwolf Apostelkeller, que, como todo en alemán, es un nombre muy sencillo para que recordéis cuando vayáis… (Bueno venga, buscadlo por «12 apóstoles»).
El Alto Danubio
En el alto Danubio, donde los vieneses van a dominguear y bañarse en las sorprendentemente limpias aguas de esta parte del río, hay varios restaurantes a lo largo del paseo ribereño, intercalados con clubes de remo, piragüismo y otros insospechados deportes de agua dulce. Estos locales son pintorescos de por sí, pero además cuentan con su propia plataforma bamboleante sobre el agua y ofrecen, como plato estrella, suculentos costillares de cerdo a la brasa, aderezados con cerveza local. Ideal para unas cañas con vistas al Danubio.
Las playas del canal
Muchas son las ganas de playa de los vieneses, porque, además del río, han fabricado sus propios sucedáneos de playa junto al canal con el que limita el centro histórico de la ciudad, muy cerca de la SchwedenPlatz. Bueno, más que playas, lo que han creado son chiringuitos urbanos, algunos incluso con arena, donde tomarse mojitos o cervezas con vistas a la Viena más underground, la de los graffittis, los patinadores y los botelloneros que se reúnen al borde del canal. Aunque más que por las vistas, creo que el público va por un atardecer con el sol en la cara y la pinta en la mano.
El mercado
Ya habíamos mencionado este lugar, que es más conocido que el resto para los turistas, porque aparece en todas las guías y mapas. En cualquier caso, también merece una visita de dos pasadas, una para recorrer los puestos de comida y otra para elegir restaurante o puesto donde degustarlos. Si vas a media mañana, puedes marcarte un desayuno vienés seguido de un cerveza, que es algo muy típico y, si no, debería serlo.
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