Un elemento casi indispensable para unas buenas cañas con vistas es el buen tiempo y, como todo el mundo sabe, si hay algo que caracteriza a Santa Cruz de Tenerife es el buen tiempo. Eterna primavera, seguro de sol, temperaturas medias entre 18 y 25 grados durante todo el año… No hay monumento que compita con esto. Si además le añades cualquiera de las ediciones especiales de la cerveza Dorada local, la combinación es perfecta.
Un buen lugar para tomar algo en un entorno con encanto es la Calle de la Noria, la «fundación» de Santa Cruz y ahora zona de bares de moda, cada uno con su terraza, como tiene que ser, con vistas a la iglesia de la Concepción y el mar al fondo y, si hay suerte, el eco de alguna murga, rondalla o comparsa del carnaval.
Como contraposición, en la zona más moderna de Santa Cruz, se encuentra el entorno del Auditorio, el Castillo de San Cristóbal y el Parque Marítimo que configuran un buen conjunto de contrastes para buenas cañas y vistas. Además, se pueden disfrutar desde un extremo, en la cafetería que se encuentra en las tripas del auditorio; o desde el otro, desde el restaurante La Cascada que como su propio nombre indica, se encuentra sobre una cascada que cae en las piscinas saladas del Parque Marítimo. ¿A que suena exótico?
Otro parque, este de secano, es el García Sanabria, que se ha remodelado recientemente y donde antes había una charca de patos ahora hay un bar con terraza (mucho mejor, dónde va a parar) con vistas a la frondosidad del parque, y a una de las ramblas que atraviesan Santa Cruz adornada de casas coloniales y hoteles de lujo.
En la misma Plaza de España, en la cafetería del icónico y estrambótico Edificio Olimpo, se puede uno tomar un algo con vistas al lago artificial, el monumento a los caídos, y al logotipo de Santa Cruz que ya es de obligada aparición en cualquier foto.
Un rincón algo más escondido se encuentra subiendo por la calle Castillo: el círculo de Bellas Artes de Santa Cruz cuenta en su primera planta con una cafetería coqueta que tiene vistas a la ajetreada calle peatonal de un lado, y del otro, al arte que se expone en su galería. Puedes ser mundano y cultural acodado en una misma barra.
Pero si lo que quieres son vistas al ajetreo (dentro de lo que la tranquilidad aplatanada de Canarias permite), un buen lugar para tomar algo es el Mercado de Nuestra Señora de África, que tiene como paisaje los productos típicos de las islas, como los distintos mojos canarios, las papas para arrugar (que no se parecen en nada a las que se encuentra en la península), los postres más típicos, o cosas tan exóticas y sorprendentes como el vino de plátano.
Las posibilidades, claro, son muchas más, y a poco que te muevas puedes tomarte algo con vistas espectaculares en un chiringuito de la Playa de las Teresitas, en un guachinche en medio del monte o, si te pones espléndido, en el Parador al pie del Teide. Y todo a temperatura primaveral.