Esta nota será breve, como la visita a Valladolid de este fin de semana. Lo justo para decir que hay que visitar Valladolid en fiestas. Ya lo sé, a lo mejor es una obviedad, cualquier localidad en fiestas merece ser visitada, pero aprovechando que pasa el Pisuerga y todo eso…
Supongo que nadie se ofenderá si digo que Valladolid es una ciudad sobria, elegante, reposada, muy Miguel Delibes. Y en cambio durante las fiestas se respira un ambiente mucho más animado, alborotado, dicharachero, qué se yo, más Conchita Velasco. Los monumentos tan bien plantados, con esa característica piedra blanca, ceden su protagonismo a las casetas que se esparcen por doquier, en cada plaza y en cada esquina. Y las casetas, claro, rodeadas de gente; y la gente, claro, con un vaso en una mano y un pincho en la otra, a 2,80€ el pack.
Todo el día y hasta bien entrada la noche se lo pasa uno recorriendo casetas con serias dificultades para elegir el mejor pincho y para mantener la verticalidad. Las catedrales, la nueva y la vieja, las iglesias, los conventos, la universidad, o ese rincón tan oportunamente llamado ‘el esquinazo’, son todos marcos estupendos para tomarse algo. Y si por cualquier asomo la extensa oferta resultara poco, también nos dimos un viaje hasta la feria junto al estadio Jose Zorrilla para visitar las casetas regionales con pinchos y tapas de las distintas comunidades. Nos esmeramos en llevarnos un recuerdo de varias de ellas.
En la Plaza Mayor, como no podía ser menos, hay entretenimiento constante y de lo más variado. Por lo visto, el viernes dieron el pregón los Celtas Cortos, el sábado pinchaba un DJ de moda y el domingo amanecieron con una lección de zumba. Pero con los animados que están los bares de la Plaza del Coca quién necesita más.
Para terminar la fiesta, si el tiempo lo permite -el meteorológico y el otro- hay que pasarse por la playa del Pisuerga, aunque solo sea por restregarle en los morros a los madrileños, que aquí, en medio de la meseta, sí que hay playa. Nosotros fuimos al chiringuito a desayunar solo por recordar que aún es verano hasta en Castilla.

Aún estáis a tiempo, el tren, desde Madrid, tarda solo una hora y además con el 30% de descuento por las fiestas.