Oporto bajo la lluvia

Tal vez recordaréis que hace solo unas semanas defendía aquí que era preferible no viajar en Semana Santa y esperar al puente de mayo para, entre otras cosas, asegurarse el buen tiempo. Bien, pues os voy a dejar unos segundos para que os riáis de mí:

¿Suficiente?

¿Un poco más?

Este puente de mayo llovía en Oporto. Llovía mucho. Y como ni miramos la predicción del tiempo, ni por supuesto llevábamos paraguas, nos tocó empaparnos y ver Oporto bajo la lluvia. Por si fuera poco, Booking nos jugó una mala pasada y el hotel que creíamos haber reservado en pleno centro resultó estar en las afueras. Y mira que Oporto no es muy grande, vamos que casi hay que esforzarse para estar lejos. Pues así visitan Oporto los viajeros infrecuentes, recorriendo kilómetros bajo la lluvia.

Ya estábamos resignados cuando la solución a nuestros males se apareció ante nosotros en forma de autobús turístico. Ahora los puristas que prefieren llamarse a sí mismos “viajeros” y en ningún caso “turistas” os estaréis llevando las manos a la cabeza. Decid lo que queráis, pero nosotros nos hicimos el circuito entero de las dos líneas, de unas dos horas de recorrido cada una. Aquí podéis encontrar detalles de las líneas turísticas.

El autobús turístico nos permitió, además de sobrevivir a la lluvia, escuchar explicaciones que nunca consultaríamos en una guía y ver cosas que no hubiéramos visto de otro modo, como llegar a Matosinhos donde están las playas, el Castillo de Queijo, la iglesia do Bom Jesus y los puestos de pescadores, inconfundibles por el aroma a sardinas asadas que te acompañará el resto del día. También gracias al bus, tuvimos una visita gratuita y degustación en una bodega de oporto; el vino, no la ciudad, porque de hecho las bodegas están en Vila Nova de Gaia, en la otra ribera del Duero.

Oporto desde el Puente de Luiz I

Precisamente lo curioso de esta ciudad es que el mejor paisaje de Oporto no se ve desde Oporto, sino desde el otro lado del río. Por eso es imprescindible cruzarlo, a ser posible a través del Puente de Luiz I, el más característico de los que cruzan el Duero a esta altura. Y como además tendrás que cruzarlo más de una vez -a no ser que te quieras empadronar en una bodega, que todo puede ser- recomendamos hacerlo a pie, tanto por la parte superior, desde la , la Catedral, hasta el Monasterio del Pilar; como por la parte inferior a la altura de los paseos ribereños, que están llenos de bares, cafeterías y restaurantes en las dos orillas.

Hablando de comer y beber, otra cosa que tiene la lluvia es que te obliga a guarecerte en bares y restaurantes -no es que nosotros quisiéramos, por dios- y te permite consumir productos exquisitos de la zona: el bacalao, las francesinhas, los pastéis de nata, el vinho verde, la cerveza Super Bock, etc.

Los destacados de Oporto

No todo en Oporto es río y vino y afortunadamente también tuvimos un día sin lluvia para poder admirar muchos otros lugares vistosos. Podríamos decir que la Torre de los Clérigos es, junto al puente, el otro gran símbolo de la ciudad. No tiene pérdida, al llegar a la zona de Las Carmelitas encontrarás una larga cola de gente… Pues ésa no es la torre, sino la librería Lello e Irmao, que por lo visto inspiró los libros y películas de Harry Potter y se ha convertido en un atractivo turístico -Confío en que además consigan vender algún libro-. En la torre, que está muy cerca, no hay colas porque está todo el mundo dentro de ella. Si soportáis la claustrofobia y subir los más de 250 escalones, podréis ver unas espectaculares vistas de los tejados de Oporto.

También merece la pena acercarse a la Iglesia de los Clérigos de noche, entre otras cosas porque muy cerca están las calles Galerías de París y Candido dos Reis, con una alta aglomeración de bares y gente joven que beben en la calle hasta la madrugada.

Otros lugares a tener en cuenta son la Rua das Flores, la Plaza del Infante Don Henrique con el edificio de la Bolsa, la Plaza de la Libertad o la estación de Sao Bento. La verdad es que me ha sorprendido la cantidad de rincones pintorescos que hay en Oporto, tanto que merece la pena visitarla incluso bajo la lluvia.

Viajeros Infrecuentes - Oporto bajo la lluvia

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