Venecia

Los básicos de Venecia

Los venecianos supieron hacer de su necesidad virtud: Se escondieron en una marisma para protegerse de los bárbaros que venían a arrasar lo que quedaba del Imperio Romano, pero como los bárbaros tardaron en marcharse, el escondite acabo por convertirse en vivienda habitual, y las arenas pantanosas en los cimientos de una peculiar ciudad.

La ciudad de Venecia se asentó sobre 118 islas conectadas por puentes y canales, por lo que -de nuevo, de necesidad, virtud- necesitaron desarrollar embarcaciones hasta para ir a comprar el pan. Empezaron por las góndolas y, ya puestos, siguieron innovando y construyendo hasta desarrollar una infraestructura naviera y una flota que les permitió dominar el Adriático primero y el Mediterráneo oriental un poco más adelante.

De aquella época de esplendor es casi todo lo que pudimos admirar en nuestro último paso por Venecia, empezando por la Plaza de San Marcos, el punto más emblemático de la ciudad, declarado Patrimonio de la Humanidad, donde encontramos los principales monumentos, desde los palacios de la Piazzeta a las Procuradurías nueva y vieja, pasando por la característica Torre Dell’Orologio donde Los Moros dan la hora, o las construcciones más conocidas que nosotros inspeccionamos minuciosamente. A saber:

El Palacio Ducal

Patio del Palacio Ducal de VeneciaEl enorme edificio gótico situado en un extremo de la Plaza de San Marcos y con vistas a la laguna es un punto imprescindible para entender la historia veneciana.

No sé si esperábamos encontrar un museo al uso, pero nos sorprendió descubrir que el Palacio, además de la residencia oficial de los Dux (no he encontrado un plural satisfactorio para esta palabra) era el centro de la burocracia que regulaba todos los aspectos de la república veneciana.

Interior del Palacio Ducal de VeneciaEl Palacio Ducal es una sucesión de salas, ricamente decoradas, destinadas a reunir innumerables concejos que debatían y aprobaban las decisiones que concernían a la vida de la ciudad, su comercio, su potencia naval, su política exterior, e incluso su política de matrimonios entre patricios.

También alojaba los distintos tribunales que juzgaban a los acusados de cualquier delito, por eso el palacio está unido a la prisión de la ciudad por el famoso puente de los suspiros que se puede atravesar durante la visita.

Además, con la entrada al Palacio Ducal se incluye la entrada al Museo Correr, situado entre las Procuradurias y que, además de museo de arte, te permite conocer cosas a priori tan desubicadas como el paso de Napoleón o Sissi por la ciudad.

El Campanile

Vista de Venecia desde el CampanileEl enorme campanario que se alza sobre la plaza de San Marco, además de quedar muy bien en las fotos, sirve de guía para orientarse entre los callejones de la ciudad (Aunque la abundancia de iglesias y campanarios a veces confunde). Es también reconocible por la enorme cola de turistas que esperan en su exterior para subir.

Mi consejo es esperar a última hora de la tarde para librarse de los turistas que no harán noche en la ciudad (las excursiones de un día y sobre todo los cruceros, hacen que las primeras horas de la mañana sean imposibles), pero sobre todo para ver la luz del atardecer reflejada sobre los tejados y canales de Venecia. Tan poético como suena.

La Basílica de San Marcos

Se construyó en el siglo IX para guardar las supuestas reliquias del evangelista, porque, claro, después de saquearlas en Alejandría, en algún lugar había que guardarlas. Es como hacer una repisa en casa para colocar una figura robada en un mercadillo, pero a lo grande, como hacían los venecianos en aquella época. Lo que pasa es que, como suele pasar, les quedó más bonita la repisa que la reliquia.

Basílica de San Marcos, VeneciaPor eso la Basílica es una incomparable obra de arte de estilo bizantino que merece la pena visitar y admirar tanto su construcción como su decoración. La entrada es gratuita, pero la cola no te la quita nadie. Bueno sí, te la pueden quitar si reservas por Internet hasta 10 minutos antes por un precio de 2€. Así que si llegas y te encuentras con una multitud tremenda, puedes hacer la reserva con el móvil desde la propia plaza (viva el no-roaming europeo) y entrar en 10 minutos.

En cualquier caso hay que decir que la cola va bastante rápido porque, a no ser que paguéis por alguno de los «extras» como la cripta o la terraza, el recorrido por la basílica es rápido. Y digo «recorrido» porque no se te permite verla a tu libre albedrío como prometía la Biblia sino en fila india, continuando la cola de entrada.

Pero además del entorno de San Marcos, en Venecia hay otros básicos que ver:

El Gran Canal

Gran Canal de VeneciaLo reconoceréis como esa avenida de agua que atraviesa la isla de San Marco llena de barcas, góndolas, cargueros, taxis acuáticos… Es la Castellana de Venecia. Es muy aconsejable recorrerlo a bordo de un vaporetto para poder admirar Venecia en todo su esplendor, representado en una sucesión de fachadas, en muchos casos invisibles desde tierra firme.

Un pista: la línea 1, que hace el recorrido entre la Piazzale Roma, junto a la estación de tren, y la Plaza de San Marcos, es la que hace más paradas y por eso permite más tiempo de contemplación, pero aseguraos de permanecer de pie junto a la puerta del barco ¡o no veréis nada!

Los Puentes de Venecia

Hay 455 puentes en Venecia, así a ojo, la verdad es que no los he contado, y casi en cada uno de ellos dan ganas de hacerse una foto. Sin embargo, hay algunos cuyo espectacularidad o fama les distinguen de los demás.

El Puente Rialto, del siglo XV, fue el primero y durante mucho tiempo el único que cruzó el Gran Canal para permitir acceder al mercado del mismo nombre, y hoy en día es el más famoso y característico por las tiendas, en su mayoría joyerías, que se ocupan todo su recorrido.

Puente de la Academia de VeneciaEl Puente de la Academia es otro de los cuatro puentes que cruzan el Gran Canal, y aunque su construcción en madera no es tan espectacular, si lo son sus vistas hacia la desembocadura del canal y la iglesia de Santa María de la Salud.

El Puente de los Suspiros, como decía, une el Palacio Ducal con la antigua prisión de la ciudad y se le llama así por la tristeza que inspiraba a los presos atravesarlo y ver Venecia por última vez a través de su celosía. Sobra decir que nosotros lo cruzamos, suspiramos y volvimos a salir. Tiene apenas unos metros de largo para salvar un pequeño canal, pero atrae las miradas de muchos turistas.

Hay mucho muchísimo más que ver en Venecia, pero lo que está claro es que no se puede salir de la ciudad sin ver estos básicos, y, oye, nosotros cumplimos como buenos turistas.

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