La literatura que desborda Edimburgo

Edimburgo es una ciudad de cuento, pero de cuento de terror. Basta con ver la silueta del castillo sobre la ciudad en una noche de tormenta para imaginar las historias más truculentas. De hecho uno de los principales entretenimientos para los turistas son los tours de fantasmas en los que se promete conocer los detalles más escabrosos de los crímenes reales o literarios ocurridos en la ciudad. Debe ser esta tradición cuentista, unida al recogimiento forzado por el mal tiempo, lo que ha generado tan extensa cosecha de escritores.

Ya había comentado que J.K. Rowling escribió Harry Potter desde los ventanales del Elephant House con vistas al Castillo y prueba de la devoción de sus fans son las infinitas pintadas de homenaje que han escrito en los baños del café, aunque como se ve en la foto principal alguno comparte mi ignorancia sobre la saga.

Pero la historia literaria de Edimburgo se remonta mucho más atrás. Se dice que el autor de Peter Pan, J.M. Barrie, y el de La Isla del Tesoro, Robert Louis Stevenson, hacían pellas en la Universidad para ir juntos a tomarse pintas por los bares del Old Town antes de escribir sus famosas obras. Es de suponer que una de esas tabernas fuera el Deacon Brodie’s dedicada al personaje que inspiró la novela de Stevenson, El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde.

También Arthur Conan Doyle nació y creció en estas calles antes de instalar a su personaje Sherlock Holmes en Londres. Y sin embargo parece que el escritor más aclamado en la ciudad es Walter Scott –autor de obras como Rob Roy o Ivanhoe- aunque solo sea por el tamaño y relevancia que tiene el monumneto dedicado a él en Princes Street.

Estela y Trainspotting en el Maggie Dickson Pub
Stella y Trainspotting en el Maggie Dickson Pub

Yo he aprovechado el viaje para leer el cuadro lamentable con el que Irvine Welsh describió a la juventud escosesa en Trainspotting: Básicamente una panda de chicos alcóholicos, drogadictos y violentos que pasean sus colocones por las calles de Leith y los pubs del Old y New Town, (por ejemplo el mismo Deacon Brodie’s). Desde luego no es que la novela dé una buena imagen de la ciudad, y hay que tener buen estómago para leer algunos pasajes, pero confiemos en que se trata de un retrato de los años 90 que Edimburgo ha superado. Eso espero. Por cierto, que ya se ha anunciado el rodaje de la segunda parte de la película que traslada al cine las aventuras de Mark Renton, Sick Boy, Begbie y los demás.

Para contrastar el lado de la delincuencia, he empezado a leer El Libro Negro, una de las 19 novelas negras que protagoniza el inspector Rebus, un personaje creado hace casi 30 años por el escocés Ian Rankin y que ha triunfado en Reino Unido. Es fácil imaginarse al inspector recorriendo los mismos pubs de Edimburgo buscando solución a los distintos casos que tiene entre manos.

 

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