Parece que una noche durante una fiesta de cumpleaños en el barrio de Barranco, Chabuca Granda abrió una ventana de par en par y exclamó «Déjame que te cuente, limeño…». Y con esa frase puso el comienzo a una letra en la que llevaba tiempo trabajando para componer el vals criollo que años más tarde llegaría a convertirse en algo así como el himno extraoficial de Perú: La Flor de la Canela
Chabuca, que entonces era una cantante desconocida que intentaba abrirse paso en certámenes, tertulias musicales y parrandas, comenzó a escribir la canción a mediados del siglo XX inspirándose en Victoria Angulo, una negra de gran belleza y finura en cuya casa se reunían muchos artistas. Se dice que para llegar a su casa Victoria cruzaba con elegancia el río Rimac por un viejo puente de palo, ahora Puente de Santa Rosa, para llegar a su casa en la Alameda del Tajamar al final de la actual Avenida Tacna de Lima… el viejo puente, el río y la alameda.
Chabuca Granda murió en 1983 pero en su barrio de Barranco se la recuerda con una escultura y una placa recordatoria junto a otro puente, el de los Suspiros, que da título a otro de sus valses más célebres.
En España estamos acostumbrados a escuchar La Flor de la Canela de María Dolores Pradera, pero merece la pena escucharla cantada por su compositora y con imágenes antiguas de Lima.