Las mejores vistas de La Alhambra están en el barrio del Albaicín, y las mejores cañas, en toda la ciudad. Pero no hay duda de que el paisaje que se puede ver desde el antiguo barrio árabe, les da un sabor especial.

Ya desde la base de la colina que da nombre al barrio, en la Plaza Nueva o el Paseo de los Tristes, se puede uno instalar cómodamente en una de las terrazas y tomar algo bajo las murallas de la Alcazaba, con el suave ruido de Río Darro de fondo.

La mayoría de los turistas prefiere subir hasta los numerosos bares y restaurantes que se arremolinan alrededor del mirador de San Nicolás, todos con grandes balconadas y terrazas hacia la Alhambra y la sierra, y unos precios que hacen honor a las vistas. El atardecer es el momento de mayor afluencia, no por la sed acumulada del día de turismo, que también, sino por la luz, por eso hay que pegarse para conseguir sitio. Pero no hay que preocuparse, son muchos los lugares en el Albaicín donde admirar La Alhambra y tomarse algo a su salud.

Nosotros encontramos un rincón con encanto en el Café 4 Gatos, un local minúsculo en un recodo de las calles empedradas, que cuenta con apenas cuatro mesas en desnivel en su terraza, y una carta de tres o cuatro tostas, pero con una esquina de cielo abierto a un ángulo de la fortaleza que da mucho más sabor a la cerveza.

Las vistas, por supuesto, no están completas sin una Alhambra, la cerveza local de Granada (aunque la compañía haya pasado por las compras, ventas y fusiones nacionales e internacionales que han vivido todas las cerveceras del país). A ser posible en su variedad más deliciosa, la 1925, que recibe el nombre de la fecha de fundación de la cervecera, y que, según dicen sus productores, esta hecha artesanalmente con cereal andaluz y agua de sierra nevada.